Hay en el madrileño barrio de Tribunal una pequeña cafetería regentada por británicos. Apenas hay espacio para que una veintena de personas se tomen algo cómodamente. A la derecha de la entrada, unas escaleras descienden al piso inferior... Donde hay a la venta una gran cantidad de libros de segunda mano. Fue en esta tienda donde, a principios de 2010, topé por casualidad con una pequeña y manoseada copia de Ciudad de Ladrones. Seguramente fue mi incorregible pasión por la Segunda Guerra Mundial lo que me indujo a llevarme el libro, sin tener la menor referencia sobre el autor o la novela en cuestión. Ahora puedo decir alegremente que fue todo un acierto hacerlo.
Ciudad de Ladrones es la historia de dos jóvenes atrapados en Leningrado durante el asedio nazi. Un alto mando de la ciudad va a celebrar la boda de su hija, y para el festejo quiere preparar una tarta, para la cual necesita una docena de huevos. El encargo de buscarlos recaerá en Lev, un chico de 17 años arrestado por desvalijar el cadaver de un paracaidista nazi, y Kolya, un soldado de 21 años que acaba en la carcel por desertor. La recompensa por encontrar la docena en el plazo de cinco días será mantener la vida.
A través de las peripecias de estos dos personajes por las calles de Leningrado, Benioff ofrece una exquisita imagen de los efectos de la pobreza, la desesperación, el frío y el hambre que acarreó la llegada del invierno en la invasión alemana a Rusia. Sin embargo, lejos de ser un completo drama como podría parecer por esta descripción, Ciudad de Ladrones es una lectura amena, con la dosis de dramatismo justo entremezclado con momentos, personajes e intervenciones realmente divertidas. Además, revela también la cara brillante de la moneda: camaradería, amor, y el triunfo de la fuerza de voluntad son aspectos muy presentes en la historia.
Pero sobre todo está Kolya. Aunque la historia esté contada en primera persona por Lev, su compañero es el alma de Ciudad de Ladrones. Su personaje empieza pareciendo un excéntrico totalmente fuera de contexto, un académico en un mundo en guerra, pero a medida que vamos leyendo más sobre las correrías de estos dos personajes, se le llega a coger muchísimo cariño. Casanova con las mujeres, cafre cuando quiere, incapaz de estarse callado, ni siquiera en las situaciones más adversas, imaginativo, sarcástico... y obsesionado con el hecho de llevar diez días sin cagar. Será sobre todo en los compases finales de la historia cuando Koyla brillará con luz propia.
Como crítica, se podría decir que muchas de las conversaciones entre los dos protagonistas giran en torno al sexo, convirtiéndolo en uno de los ejes de la narración. Claro que, por otra parte, se trata de dos chicos de 17 y 21 años. Con esa edad, quien no haya sido un saco de hormonas con patas, que dé un paso al frente!
En definitiva, se puede decir que camuflado como una novela ligera, Ciudad de Ladrones se encarga de mostrar una cara de la guerra que los libros de historia, por muy buenos que sean, suelen obviar o restar importancia ocultándolos detrás de nombres de batallas, cifras de armamento, recursos y bajas. Entrañablemente recomendable.
viernes, 1 de abril de 2011
Ciudad de Ladrones, David Benioff
Por Interloper
viernes, abril 01, 2011
Ciudad de Ladrones,
David Benioff,
narrativa histórica
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