El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee. (Umberto Eco)

lunes, 9 de abril de 2012

La Telaraña Entre los Mundos, Charles Sheffield

La editorial AJEC ha tenido la cortesía de mandarme un ejemplar de su recién reeditada novela, "La telaraña entre los mundos", de Charles Sheffield, para que la lea y haga una reseña por aquí. Cumplida la primera parte del compromiso (que ya me la he leído, vamos), procedo ahora con la segunda.

Esta novela de ciencia-ficción pertenece al subgénero de la ciencia-ficción llamada hard. Aquí no hay extraterrestres, ni saltos dimensionales, ni viajes en el tiempo, ni hemos avanzado millones de años, ni nada. En un futuro que los más jóvenes de entre mis lectores podrían incluso llegar a ver, un millonario excéntrico contrata al mejor ingeniero del momento para construir un ascensor orbital. Esa es la trama más puramente CF de la novela. Podríamos definirla incluso como una novela de ingeniería-ficción, porque toda la parte fantástica está ahí. El autor, Charles Sheffield, era físico teórico y trabajó para la NASA, y eso se nota en todo el libro. El protagonista, Rob Merlin, es ingeniero, y donde la mayoría de novelas de CF muestran un cacharro y dicen "hace esto" y ya está, aquí oímos los pensamientos de Merlin sobre cómo se ha podido construir el cacharro, qué problemas pudo tener, e incluso cómo presupuestarlo.

La novela no es muy larga y principalmente es eso, la novelización de un proyecto de ingeniería. El multimillonario Darius Regulo tiene la idea, contrata a Merlin como ingeniero, pone la pasta, consigue los permisos legales (sí, se preocupan de eso también) y empiezan a proyectar, a encontrarse inconvenientes y a superarlos hasta el final (que no desvelaré aquí). Como esto así dicho es muy soso, hay también una subtrama novelesca a cuenta de los padres del protagonista, que fueron asesinados misteriosamente antes de nacer él, y cuyo asesinato naturalmente termina estando relacionado con otros protagonistas de la novela.

Los personajes son muy estereotipados, pero cumplen de sobra su misión: Regulo es el hombre hecho a sí mismo que cuando se obsesiona con una idea no ceja hasta lograrla, Rob Merlin es el joven ingeniero idealista que es igual que Regulo, solo que como el dinero le da más igual todavía trabaja por cuenta ajena, Cornelia Plessey es la chica (ustedes disculpen el palabro, pero es que no se me ocurre otra forma de definirla ni recuerdo nada que haga en toda la novela que sirva para algo) y Joseph Morel es el científico huraño y malhumorado que nada más ser presentado tiene un cartel de neón luminoso encima que dice soy el malo, soy el malo. La verdad es que es tan obvio que yo me pasé todo el libro dudando si de verdad lo sería o si finalmente habría un giro de guión resultando que estaba disimulando, o era un infiltrado o algo así. Les dejo con la intriga, que no voy a contar todo el libro ahora.

Tal vez sepan ustedes que esta novela tiene su intra-historia culebronesca detrás. Resulta que en el mismo año salieron dos novelas sobre el mismo tema del ascensor espacial, esta de la que aquí hablamos y "Fuentes del Paraíso", de Arthur C. Clarke. Se parecían tanto que Clarke mandó una carta abierta al boletín de la asociación de escritores de ciencia-ficción de EEUU asegurando que Sheffield no le había plagiado. De hecho, teniendo en cuenta que por estas fechas Clarke ya estaba empezando a entrar en decadencia, hay rumores maledicentes que afirman que la cosa habría sido más bien al revés. Si así fue, podemos hablar de un quid pro quo, porque la novela de Sheffield tiene todo el estilo de Clarke. Los personajes están totalmente al servicio de la trama y se definen con pinceladas rápidas y diálogos agudos, dejando que el lector rellene los huecos. Lo realmente importante es el problema de ingeniería, lo demás es secundario. En este aspecto es el mismo estilo de "Cita con Rama", por ejemplo.

La novela, en fin, es muy recomendable para aquellos que gusten de ciencia-ficción dura y con muchos palabros, y totalmente anatema para los que gusten de personajes tridimensionales, grises y alambicados. Sheffield, además, describe algunas estructuras futuristas (el satélite de Regulo, cierta ciudad bajo Marte, los medios de transporte por el Sistema Solar) muy bien, y suple perfectamente la ausencia de imágenes. Me atrevo a decir que lo mejor de la novela es ese paseo por el Sistema Solar del siglo que viene, admirándonos ante las enormes estructuras que el ser humano puede llegar a construir. Porque son totalmente verosímiles, uno se las cree. Solo por eso, a mi la novela me ha merecido mucho la pena. Es también curioso comprobar cómo un ingeniero de la NASA que escribe en el año 1979 (año de publicación de la novela) predice el futuro... y naturalmente, nada de internet, redes sociales y demás. La realidad siempre supera a la ficción.

Por último, aunque yo no me suelo fijar mucho en estas cosas, hablaré un poco de la edición. De la cuidada edición, he de decir. Grupo Ajec ha cuidado mucho el diseño y la maquetación del libro, que la verdad es de lo mejor que he visto últimamente. Me gusta el dibujo escogido, me gusta mucho el diseño del lomo (hacía tiempo que no compraba un libro y tenía ganas de ver cómo quedaba puesto en la estantería) y me gusta mucho el tipo de letra y papel utilizados. Todo por un precio bastante ajustado, teniendo en cuenta los tiempos que corren. Hay además un plus añadido, y es que el libro cuenta con un epílogo donde se habla del ascensor espacial desde un punto de vista científico, se analizan sus posibilidades, se explicitan (aún más) algunos puntos oscuros de la novela, etc. Y además hay un repaso de la aparición del concepto de ascensor espacial en la ciencia-ficción, lo cual es algo que se agradece bastante.

3 comentarios:

  1. Ostras, pues tiene muy buena pinta, mucho. Aunque yo no soy un lector de Cifi, me atrae bastante, ¿crees que se me puede hacer dura? Ahora no recuerdo cuando envió Ajec el mail con esta novedad, si lo llego a saber se la pido para reseñar...

    Me has picado! :)

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  2. Yo de Sheffield he tenido la ocasión de leer "Las Crónicas de McAndrew", un libro organizado en forma de relatos cortos al estilo de "Diarios de las Estrellas" de Lem o "Los Viajes de Tuf" de R.R. Martin.

    Y desde luego, después de cómo has puesto este en la reseña, ¡tengo unas ganas tremendas de hincarle el diente!

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  3. -Aramys, no sé, en realidad no es una novela que requiera de muchos conocimientos. Más bien el autor consigue que los personajes hablen entre sí utilizando la suficiente palabrería técnica como para que la entiendas y te sientas como si tú también fueras ingeniero, pero sin enredarse en farragosísimas explicaciones de miles de páginas (eso lo hace al final, en el apéndice, para los ya muy masoquistas xD). De hecho, no es un libro de divulgación, yo no he aprendido nada. Lo que me ha gustado es esa sensación de "vaya, están hablando como en la NASA y me entero de lo que dicen".

    Si al final pruebas, espero que te guste :)

    -Loper, pues ya me contarás, te lo puedo llevar la próxima vez que nos veamos xD. Eso sí, tú que eres ingeniero de verdad igual la sensación que digo en el comentario no te gusta. Pero vamos, el libro es bastante entretenido así en general.

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