El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee. (Umberto Eco)

domingo, 28 de febrero de 2016

Waylander (Ciclo de Drenai, I) de David Gemmell

Por Er-Murazor domingo, febrero 28, 2016 , Sin comentarios
Drenai es un país invadido por un imperio vecino que está a punto de anexionárselo. En este contexto de guerra perdida aparece Waylander, el Destructor, el mercenario más peligroso de esta tierra. Waylander es el guerrero más poderoso de su época, pero no lucha si no es por una recompensa material. Esta situación cambia cuando se encuentra con un sacerdote, al que rescata y que logra recuperar al hombre que fue Waylander antes de renunciar a todos sus sentimientos. Mientras Waylander se debate en la indecisión, el sacerdote y él se encuentran con una misión imposible que, de culminar con éxito, podría salvar a todos los drenai.
A partir de este punto (más o menos al principio de la novela), la trama se ramifica entre una ciudad drenai asediada donde se encuentra el último general del ejército que aún conserva esperanza, Waylander y su misión y la evolución del sacerdote, que pertenece a una religión pacifista y que ve que si mantiene sus creencias todo su país se perderá.

Me habían hablado del Ciclo de Drenai como un digno heredero de las novelas de Conan (las originales) y también he leído a gente que habla de David Gemmell como el Robert E. Howard de los noventa. Leída esta novela que inaugura el Ciclo de Drenai, tengo que decir que la intención está, pero Howard solo hubo uno y Gemmell no será el segundo. Dicho esto, podría parecer que la novela es mala, y no lo es en absoluto, pero, para mi gusto, no está a la altura de las expectativas. Hay mucho del estilo de Howard (por ejemplo, en la ausencia de razas no humanas y en la crudeza de los combates), pero el intento de dar cierta profundidad psicológica a los personajes lastra mucho el ritmo de la novela. De hecho, la trama más aburrida es la del sacerdote Dardalion, que es la que menos acción tiene. Para mi gusto, la novela mejoraría si el autor se hubiera entregado directamente al pulp y se hubiera centrado en la acción. De la misma forma, el Waylander amoral del principio es un personaje atractivo y su evolución es interesante, pero a ratos demasiado precipitada y a ratos demasiado lenta.

La magia también es muy Howard, en el sentido de que está únicamente en manos de unos pocos elegidos y tiene efectos muy palpables y, con frecuencia, explosivos. Nada de sutilezas en su uso, aunque tampoco se utiliza en exceso. Las escenas de acción son dinámicas (y algo gores por momentos) y los cliffhangers numerosos, aunque se resuelven quizá con excesos de dei ex machina. El final también es algo precipitado, aunque el post scriptum agridulce contándonos el destino final de casi todos los personajes supervivientes es un buen detalle.

En resumen, esta novela está muy bien para un lector al que le apetezca un relato de fantasía muy clásica, donde no hay razas no humanas y donde las tramas políticas y personales están reducidas al mínimo. Esta historia es, sobre todo, de acción, y está bien conseguida.



     (3,5/5)




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