A la hora de decidir cuál iba a ser el segundo (y último) libro del mes de febrero, me encontré con que tenía a mano tres secuelas para elegir: La de Spaceship, la de Waylander y la finalmente elegida: La segunda parte de la trilogía Reckoners, de Brandon Sanderson, iniciada por la novela Steelheart (reseñada aquí).
La primera parte, como ya dije, me gustó bastante. Esta segunda parte es una continuación bastante natural de la situación del final del primer libro. Los Reckoners, que tras el final del primer libro se han hecho relativamente famosos en Chicago Nova, empiezan a ser atacados por Épicos mandados por Regalia, una gran Épica que reside en la antigua Manhattan (ahora llamada Babilar, abreviatura de Babilonia Renacida).
La excusa para ir a Babilar es un poco anodina, pero compensa mucho encontrarse con una sociedad totalmente distinta de la que teníamos en Chicago Nova. Los poderes de los Épicos siguen estando muy bien descritos, los combates son espectaculares y solo flojea un poco la introducción de los nuevos personajes, que tienen poco carisma.
En principio, parece que Firefight va a ser una especie de remake de Steelheart (los Reckoners intentando eliminar a una Épica), pero a mitad de libro el autor introduce ciertas novedades que no quiero comentar para no caer en spoilers, y el argumento sufre un giro radical. De camino, se exploran un poco más los orígenes de los Épicos y del evento Calamity que les dio origen. El libro termina con grandes batallas, sorpresas y un buen cliffhanger que hace desear que salga pronto la tercera parte. Hay además una trama romántica bastante ingenua, pero que no molesta ni se hace pesada.
Se trata de una buena continuación que va de menos a más, sin que ello signifique que empieza floja. Nova ha decidido, además, incluir en el libro un relato corto (Mitosis) ambientado en el mismo universo, y que cuenta cómo los Reckoners han de enfrentarse a un nuevo Épico que llega a Chicago Nova. Bastante entretenida.
Un aspecto que no comenté en la reseña de Steelheart es el tema de la traducción. Por alguna razón, se decidió dejar todos los nombres de los personajes en inglés (Steelheart, Calamity, Firefight, etc.) No es que moleste mucho (y en el mundo de los superhéroes menos). Además, en el primer libro, la presencia de Calamity y su influencia en el mundo hizo que su nombre se incorporara al habla popular como una especie de palabrota multiuso, de manera que cada vez que algún personaje tenía que decir "¡Cuernos!" o algo similar, exclamaba "¡Calamity!". Un detalle simpático que ayudaba a la ambientación. Pues resulta que en este segundo libro han cambiado de traductor, y en lugar de "¡Calamity!", los personajes exclaman "¡Chispas!" Exclamación que no es que me moleste (y a Sanderson, que es mormón y algo timorato en según qué cosas, le pega), pero que resulta un cambio bastante curioso. Por lo demás, no tengo nada en contra de la nueva traducción (ni de la antigua), pero este detalle sí me llama la atención.
(5/5)
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