Comencé esta novela por casualidad. Es uno de tantos saldos de la Factoría de Ideas que tengo por casa y paseando la vista por la estantería a ver si algo me llamaba la atención vi "anda, un Heinlein" y como tenía pendiente leer algo de este autor, pues lo cogí a ver qué tal.
Empezar a leer algo sin tener ni idea de lo que te vas a encontrar siempre da sorpresas, a veces agradables y a veces menos. Esta es una de las llamadas "novelas juveniles" de Heinlein. Yo pensaba que se llamaban así porque eran las primeras, pero resulta que no, que son obras destinadas a un público juvenil. Parece ser que en los años cincuenta del pasado siglo, a Heinlein le encargaron escribir novelas ensalzando la carrera espacial y explicando (más o menos) en qué consistiría viajar a otros planetas.
Esta novela es ni más ni menos que eso. En una Tierra superpoblada, la familia del protagonista decide emigrar a un Ganimedes en proceso de terraformación y convertirse allí en colones espaciales. La novela no tiene planteamiento, nudo ni desenlace en el sentido de que lo que nos cuentan es una peripecia vital en un ambiente hostil. El único objetivo es la supervivencia. No hay que llegar a ningún sitio, salvar a nadie, vencer a nadie ni nada de eso. Solo sobrevivir, que ya es bastante. Pese a esta falta de objetivo concreto, la novela no se hace pesada en ningún momento, porque las peripecias de la familia Lerner están narradas de manera bastante ágil.
Con la excusa de que los colonos están recién llegados, Heinlein se explaya en explicaciones sobre el viaje espacial, la terraformación, un poco de ecología y dinámica de poblaciones (esto era lo más "in" cuando la novela se escribió) y un poco de ciencia. Por momentos, la novela me recordaba a "El marciano", aunque Heinlein no es tan prolijo como Weir o como un Clarke o un Sheffield. El autor sabe ser entretenido y estos fragmentos se leen con interés.
La novela está narrada en primera persona por un adolescente, y esto sirve al autor para meter algo de acción descerebrada cuando la necesita, aunque Bill (el protagonista) debe ser uno de los adolescentes más maduros jamás vistos y no la lía demasiado parda en ningún momento.
Hablando de novelas de Heinlein es inevitable mencionar la ideología del autor. Yo había oído hablar mucho de la ideología derechista de Heinlein (son no pocos los que le llaman facha directamente) a partir de la exaltación de lo militar que se hace en Tropas del Espacio. La verdad es que siempre pensé que se trataba de algo exagerado y que Tropas del Espacio era una parodia. Pues me equivoqué. En esta novela se trasluce claramente la ideología ultraliberal de Heinlein: La colonización de Ganimedes es un poco como la conquista del Oeste americano, la lucha del hombre contra la naturaleza y el triunfo del esfuerzo individual sobre los elementos. El protagonista es boy scout (no se menciona la organización con ese nombre, pero está claro) y los valores de los scouts impregnan toda la novela (para eso está narrada en primera persona). Realmente, la ideología de Heinlein no es tan extrema aquí (más allá de una cierta idealización de la colonización) salvo por su ataque a las estructuras estatales. El único personaje que confía en el Estado es un vago mezquino que solo quiere que otros le saquen las castañas del fuego sin hacer él nada mientras los demás colonos prosperan con esfuerzo y solidaridad. Que no digo yo que no haya gente así, pero no son todos los no liberales, señor Heinlein. Esta excesiva ideologización es la única mancha que habría que ponerle a la novela (y tampoco estorba tanto una vez que el lector se acostumbra).
(3/5)
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